Más de 50 personas perdieron la vida y docenas resultaron heridas este viernes en un atentado suicida contra una mezquita en la ciudad de Peshawar, en el norte de Pakistán.
La bomba estalló en el complejo residencial del ex ministro del Interior, Aftab Khan Sherpao.
Otro policía, Mohammad Sharif Virk, dijo a la agencia AFP que el atacante suicida se "encontraba entre las personas que realizaban plegarias por el festival de Eid".
"Estábamos rezando cuando hubo una gigantesca explosión. Casi me destruyó los tímpanos", dijo Shaukat Ali, un testigo de 26 años.
Unas 1.000 personas celebraban el festival musulmán de Eid Al-Adha en el complejo.
Sherpao no resultó herido. Fue el segundo ataque contra el cercano colaborador del presidente Pervez Musharraf en los últimos ocho meses.
Candidato parlamentario
El funcionario se ha postulado como candidato parlamentario en las elecciones generales del próximo mes.
Paquistán ha sido el escenario de una ola de ataques suicidas atribuidos a extremistas islámicos desde que las autoridades tomaran por asalto en julio la Mezquita Roja de Islamabad, un baluarte de los militantes.
Centenares de personas han muerto en ataques perpetrados desde la toma de la mezquita.
Tropas del ejército han expulsado a militantes de varias aldeas y poblaciones en las que habían tratado de poner en práctica un estricto régimen de ley islámica.
El ejército informó recientemente que mató a casi 300 militantes pro talibanes en la región de Swat en la provincia de la Frontera Noroeste.
Los combates en Swat representan la primera amenaza insurgente de fuerzas pro talibanes en lo que hasta hace poco se consideraba una región pacífica de Pakistán.
Cadena de atentados
La corresponsal de la BBC en Islamabad Barbara Plett informa que, en los últimos seis meses, Pakistán ha sido escenario de una campaña de atentados explosivos suicidas.
La mayor parte de éstos, señala Plett, se han producido en el norte del país y han sido dirigidos contra blancos gubernamentales y de las fuerzas armadas.
En esos atentados, más de 600 personas han perdido la vida, entre ellas unos 200 militares.
Nuestra corresponsal indica que el gobierno paquistaní responsabiliza de estos atentados a grupos radicales simpatizantes del Talibán.
Se cree que se trata de ataques de represalia por las operaciones militares paquistaníes en las zonas fronterizas con Afganistán.