Los trabajadores franceses de las empresas estatales de gas y electricidad se están uniendo a una huelga nacional que empezó el martes en los ferrocarriles.
El movimiento de protesta es visto como un serio reto al programa económico del presidente Nicolas Sarkozy.
Los autobuses y el metro de París también se han unido a la huelga en un esfuerzo concertado por paralizar el país.
Sarkozy ha dicho que nada lo detendrá de llevar a cabo las reformas, que incluyen la reducción de los beneficios pensionales y el recorte de empleos estatales.
El mandatario alega que las medidas son necesarias para restablecer el orden en las finanzas estatales de Francia.
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También ha pedido un debate acerca de cómo proteger a las empresas europeas de los efectos de la globalización.
"Infernal"
Sin embargo, Oliver Sekai, vocero del sindicato CGT, dijo a la BBC que "si las reformas para el ciudadano francés significan que van a trabajar más y obtener menos pensión al final del negocio, no estoy seguro que todos los franceses estén de acuerdo con este arreglo".
La huelga empezó a las 20 horas locales del martes (1900 GMT) con severas distorsiones en la red nacional de ferrocarriles.
La corresponsal de la BBC en Paris, Emma Jane Kirby asegura que los próximos días pondrán a prueba el temple de Sarkozy.
El ministro de Trabajo Xavier Bertrand advirtió que el miércoles será un día "infernal" para los viajeros.
El punto de vista fue compartido por el primer ministro Francois Fillon, quien dijo en el parlamento que "Millones de franceses verán impedido el acceso a su libertad fundamental, la libertad de movimiento y tal vez la de trabajar".
Hay indicios que sugieren que los maestros podrían unirse también a la huelga en los próximos días.