Los cancilleres de ambos países se enfrentaron por los planes de Estados Unidos de extender su sistema de defensa misilístico a Europa del Este y por la independencia de Kosovo.
Condoleezza Rice, secretaria de Estado estadounidense, declaró que las acusaciones del Kremlin sobre una nueva carrera armamentística generada desde la Casa Blanca eran "ridículas".
El ministro ruso, Sergei Lavrov, le contestó que no había nada de "ridículo" en las sospechas de su gobierno y aseguró que "la estabilidad estratégica había sido dañada".
Rice aseguró que el escudo anti-misiles que su gobierno quiere levantar no es una amenaza para Rusia, cuyos misiles pueden fácilmente penetrar y destruir cualquier tipo de defensa que EE.UU. pueda levantar.
Este marte, Moscú probó con éxito su misil intercontinental RS-24, diseñado para evadir cualquier escudo anti-misiles.
Más desencuentros
Con respecto al futuro de Kosovo, la provincia serbia que busca su independencia, Lavrov opinó que cualquier acuerdo debe ser alcanzado en negociaciones bilaterales entre Belgrado y Pristina.
Pero Rice aseguró en Berlín que Kosovo nunca será parte de Serbia.
El mediador de las Naciones Unidas (ONU) para esta región, Martti Ahtisaari, confía en que su plan para una independencia bajo supervisión sea votado por el Consejo de Seguridad antes de que termine mayo.
Pero el gobierno serbio rechaza cualquier tipo de separación y cuenta con el total apoyo de Moscú.
En Berlín, Europa del Este o Kosovo, la relación entre los viejos enemigos de la Guerra Fría se sigue deteriorando.