Miles de israelíes se reunieron en el centro de Tel Aviv para exigir la renuncia del primer ministro, Ehud Olmert, por su conducción de la guerra contra el grupo armado Hezbolá, en Líbano, el año pasado.
Las manifestaciones tienen lugar después de que el parlamento, Knesset, debatiera este jueves un informe en el que se critica duramente al primer ministro y se le responsabiliza sobre la supuesta derrota ante Hezbolá.
Varios parlamentarios le pidieron a Olmert, en sus discursos, que renunciara, pero éste se negó a hacerlo.
Altos dirigentes del propio partido de Olmert, Kadima, incluida la ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, han dicho en público que el premier israelí debe irse.
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Sin embargo, los legisladores de Kadima lo apoyaron durante el debate y no se llevó a cabo, como se esperaba, un voto de no confianza.
Graves fallas
El líder de la oposición, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, del partido derechista Likud, le dijo al parlamento que la incapacidad de Israel de obtener una clara victoria sobre Hezbolá significa que los que dirigen el país tienen que ser sustituidos.
"Los que fallaron en la guerra no pueden ser quienes corrijan esos fallos", aseguró.
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Olmert ha dicho que estudiará e implementará las recomendaciones que se hacen en el informe de la Comisión Winograd.
Luego de una investigación de seis meses, dirigida por el juez retirado Eliahu Winograd, Olmert fue acusado de "serias fallas de criterio, responsabilidad y prudencia".
El corresponsal de la BBC en Jerusalén, Tim Franks, señala que el problema de Olmert es que el informe no sólo detalla fallas institucionales, sino también los propios defectos políticos e intelectuales del primer ministro.
Diversos sondeos de opinión pública indican que la mayoría de los israelíes quieren que Olmert deje el gobierno.