El martes, Hussein dijo que no podía seguir tolerando los "continuos insultos" por parte del juez principal y los fiscales
Hussein y otras seis personas están siendo juzgadas por su papel en una campaña contra los kurdos en los '80, en la que murieron más de 100.000 personas.
En la actualidad, el ex mandatario está apelando una sentencia de muerte, resultado de otro juicio al que fue sometido.
Hussein ingresó al tribunal sonriendo y ocupó su lugar para escuchar el testimonio de un médico kurdo, quien describió cómo trató a las víctimas de los ataques con gas en 1987.
"Farsa"
Aún no está claro qué fue lo que impulsó a Hussein a regresar al tribunal después de lo que había manifestado el martes.
En una carta escrita a mano, dijo que no asistiría al juicio, más allá de las consecuencias que su ausencia implicase.
Escribió, además, que no le habían dado las posibilidades adecuadas para defenderse por su participación en la campaña de Anfal.
"Le pido que me libere de asistir a las sesiones de esta nueva farsa y usted puede hacer lo que quiera", escribió al juez.
"Le pido que me libere de asistir a las sesiones de esta nueva farsa y usted puede hacer lo que quiera"
El ex líder y su primo, Ali Hassan al-Majid, también enfrentan cargos de genocidio.
Más de 70 testigos brindaron testimonio en el proceso de Anfal. Después de que comparezca el último testigo, se espera que el juicio se concentre en documentos que presuntamente vinculan a los acusados con las matanzas.
El argumento de la defensa es que la campaña de Anfal fue una operación legítima para mitigar una rebelión después de que algunos kurdos se aliaron al enemigo durante la guerra de Irán-Irak en la década de los '80.