El documento publicado por la Corte de Auditores será lectura incómoda en varias capitales.
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Después de 13 años consecutivos, la decisión de los auditores de la Unión Europea se ha convertido en una rutina.
Cada vez que la comisión presenta su informe de gastos, los encargados de supervisar la forma en que el dinero del contribuyente europeo es usado por la burocracia de Bruselas dicen que así no.
Se trata de mucho dinero. Esta vez asciende a US$150.000 millones.
En el caso de los presupuestos para el período 2006-2007, la Corte Europea de Auditores (CEA) criticó casi todos los componentes de la propuesta de gastos de la Comisión.
Casi el 80% del presupuesto anual de la UE fue cuestionado por los auditores.
"Las razones de los errores cometidos en las transacciones estudiadas incluyen negligencia, poco conocimiento de las frecuentemente complejas reglas y presuntos intentos por defraudar el presupuesto de la UE" dice el presidente de la CEA, Hubert Weber.
El contador jefe de la UE subraya que "lo que se necesita es una mejor administración y control de los gastos de la Comunidad en áreas de gestión compartida o directa y que son responsabilidad de la comisión".
Subsidios y pagos
¿Qué hay detrás de este lenguaje rebuscado y un tanto artificioso?
Aun cuando la Comisión Europea culpa a los países miembros por este nuevo fracaso financiero, lo cierto es que se trata de un problema en la estructura misma de los estamentos que administran el dinero de la UE.
Por ejemplo, en el caso de los subsidios agrícolas, que han mostrado una ligera mejora en el último año según la CEA, hay pagos a dueños de tierras que nunca han practicado la agricultura.
Es más, en el sector agrícola, algunos países han incluido compañías de ferrocarriles, clubes de crianza de animales, equitación, golf y hasta municipalidades.
Este también es el caso del presupuesto para las denominadas políticas estructurales, que asciende a la suma de US$47.000 millones.
Al menos un 12% de los reembolsos a los beneficiarios es decir, instituciones involucradas en proyectos de desarrollo, construcción u otros, son erróneos.
Muchos países no han convocado a las licitaciones requeridas, no se han presentado pruebas sobre los verdaderos costos de administración y se han exagerado los gastos de pago al personal.
En otros rubros, también se han sobrevalorado proyectos y no se ha realizado concursos para la puesta en marcha de grandes proyectos de infraestructura.
Dinero perdido
Lo que hace más grave esta situación es el hecho de que la Comisión Europea no haya creado mecanismos que le permita recuperar el dinero mal empleado.
Millones de euros se escapan por estas fisuras en los libros de cuentas de la UE.
A pesar de ello, las críticas de la Corte de Auditores parecen no ser lo suficientemente fuertes, a juzgar por el optimismo con que se expresa la comisión.
"Me alegra ver que la Corte le da luz verde a más del 40% del total de gastos" se entusiasma Slim Kallas, uno de los vicepresidentes de la Comisión Europea.
El caso es que los errores cometidos en presupuestos de años anteriores se repiten de una forma tan exacta, que el lenguaje de las críticas de la Corte de Auditores es el mismo.
"Persisten los errores en la legalidad y regularidad" de los pagos, dice el informe de este año y el del año pasado.
En su discurso de presentación de su informe del presupuesto de 2006, Hubert Weber dice que "durante 30 años, la Corte ha ayudado a mejorar la legislación y a promover una estructura de control interno más efectiva y en aumentar la responsabilidad en el uso de fondos públicos".
Ahora dependerá en gran parte de la Comisión Europea que esta promesa no se traduzca en la décima cuarta tachadura en los libros de cuentas del continente.