Una vez extraído, el uranio es transportado a una planta especializada donde es molido hasta convertirlo en un polvo muy fino.
Luego es purificado por medio de un proceso químico y reconstituido en una forma sólida conocida como "torta amarilla", debido a su color amarillento. Este material contiene uranio en un 60-70% y es radiactivo.
El objetivo principal de los científicos nucleares es aumentar la cantidad de átomos de uranio-235, un proceso conocido como enriquecimiento.
"Torta amarilla" de uranio.
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Para hacerlo el uranio debe ser convertido primero en un gas, hexafluoruro de uranio, para ello se lo calienta a unos 64 grados centígrados.
El hexafluoruro de uranio es corrosivo y reactivo por lo que debe ser manejado con sumo cuidado. Las tuberías y bombas de las plantas de conversión son construidas de una forma especial con aleaciones de aluminio y níquel.
El gas también es aislado de los lubricantes para evitar cualquier reacción química inesperada.