"Los logros que alcancemos en Atacama durante los próximos tres años nos llevarán directamente a Marte", decía en febrero de 2003 la científica planetaria estadounidense Nathalie Cabrol.
Desde el desierto chileno hasta el suelo marciano, una odisea de tres años.
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Se refería a los experimentos con el robot Hyperion, que se iniciaron entonces en el desierto más árido del mundo, en Chile, tras superar con éxito una fase de prueba en el frío ártico de Canadá.
Hace un año que Hyperion es sometido a tres ensayos anuales en Atacama.
El principal objetivo es demostrar su capacidad en una superficie similar a la que hallará en sus futuras exploraciones de Marte.
"El robot utiliza sus censores y su inteligencia artificial para detectar formas y ambientes capaces de albergar vida", afirmó el jefe del proyecto, David Wettergreen.
Con ello, los investigadores pretenden producir una generación de robots autónomos, capaces de elevar el nivel de exploración de la superficie marciana.
Para el año 2005, los científicos esperan alcanzar la última fase de los preparativos que les permitirá seguir con precisión los movimientos del robot cuando en el futuro se encuentre a 100 millones de kilómetros de la Tierra.
Según Nathalie Cabrol, este proyecto es vital para determinar si hubo vida en Marte y si ésta fue preservada en alguna forma, ya sea en fósiles o en comunidades extintas.
"Este robot será capaz de detectar con claridad cualquiera de esas cosas", dijo Cabrol.