Los juegos de Knut con su cuidador empiezan a ser cosa del pasado.
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Era un oso feliz; un oso famoso; para muchos, es aún el osito de peluche de los sueños infantiles. Pero el pequeño Knut está creciendo, como todo organismo vivo, y ésa es la causa de su desdicha.
El oso polar Knut, rescatado por el zoológico de Berlin, tiene ahora 7 meses, sus dientes se han afilado y ya sabe dar saltos para abrazar a su cuidador.
Un oso independiente
El problema es que ya pesa 50 kilos y sus juegos juveniles -una atracción que arrastraba a miles al zoológico- se volvieron tan fuertes para su cuidador Thomas Doerflein, que éste empezó a terminar cada función diaria herido y magullado.
El cuidador se quejó también de que cuando Knut estaba enojado se ponía como cualquier adolescente malhumorado, pero, en su caso, se lo hacía sentir con toda la fuerza fisica a su disposición.
Por seguridad
De modo que, Doerflein, quien había adoptado al oso cuando éste fue rechazado por su madre al nacer, decidió encerrarlo en su jaula y dar por terminado el doble show diario para el público.
Knut se convirtió en una celebridad en Alemania y el mundo.
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La gente llega a la misma hora de siempre al zoológico, pero Knut no está, y cuando los visitantes lo llaman por su nombre, escuchan que el oso les responde con un lamento desgarrador.
La popularidad de Knut llegó a tales alturas que la revista estadounidense Vanity Fair publicó un reportaje especial, ha sido objeto de numerosos videos y hasta ha inspirado canciones infantiles.
El animal, ahora lo suficientemente grande como para ser peligroso, vivirá en un recinto cerrado, pero eso no significa que lo dejen solo.
"Siempre estaré para él", manifestó Doerflein. "Knut es todavía un niño. Él me necesita",