Ellen Simonetti contaba sus aventuras como azafata en su diario digital.
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Ellen Simonetti trabajaba como azafata en la aerolínea estadounidense Delta Airlines. El año pasado, sobrecogida por la muerte de su madre, decidió crear un espacio en internet para escribir una versión ficticia de sus aventuras volando.
La idea le costó su trabajo: la aerolínea consideró que unas fotografías de Ellen con su uniforme entran en conflicto con la imagen de la empresa, y la despidió.
Mientras tanto en Phoenix, Arizona, el británico Shaun Attwood escribía a su padre sobre los maltratos que recibía en la cárcel con lápiz y papel.
Su padre en Gran Bretaña decidió publicar las denuncias por internet, Attwood fue trasladado de cárcel, y el sheriff que dirige la prisión ahora enfrenta fuertes críticas en pleno período de reelección.
Tanto la azafata Simonetti como el preso Attwood llegaron a la agenda noticiosa de la semana gracias a sus weblogs, páginas de internet que se actualizan frecuentemente en internet y que pueden convertirse en diarios digitales, columnas personales, o listados de páginas interesantes de internet.
Los weblogs se codean ahora con fuentes tradicionales de noticias como despachos de corresponsales, ruedas de prensa, comunicados oficiales y unidades investigativas.
"Corresponsales ciudadanos"
¿Corresponsales desde el escritorio?
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Se cree que el primer weblog fue creado en 1993 por Tim Berners-Lee, un científico del laboratorio CERN donde se creó la red de redes. Berners-Lee iba anotando allí todos los nuevos sitios que iban apareciendo en la entonces manejable y clasificable internet.
Una década más tarde, más de 4 millones de personas (conocidas como bloggers) han sentido en algún momento la necesidad de transmitir sus palabras por las ondas del internet, según cálculos de la compañía de estudios de internet Perseus.
Sus defensores ven en los weblogs una especie de red de "corresponsales ciudadanos" que muchas veces tienen más acceso y conocimiento sobre un tema que los periodistas que escriben desde una sala de redacción.
Quienes lo critican lo describen como el desahogo sentimental obsesivo de ciertos individuos con muy poco que decir y con demasiado tiempo libre.
Caleidoscopio de guerra
Muchos siguieron la guerra en Irak a través de los diversos weblog.
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Con todo, la guerra en Irak ha sido calificada por algunos periodistas como la primera guerra que contó con un cubrimiento de bloggers.
El caso más destacado fue el del blogger conocido como Salam Pax, un arquitecto iraquí de 29 años que describía por internet la vida diaria en Bagdad.
Con la llegada de la guerra, sus despachos se convirtieron en una fuente para miles de internautas que buscaban una alternativa a los reportajes de los medios de comunicación.
La demanda fue tal que varios portales de internet tuvieron que crear sitios alternos para facilitar el acceso.
Ahora, su historia será convertida en película en Hollywood, y "Salam Pax" cuenta con una columna propia en el diario británico The Guardian.
Salam Pax, el blogger más famoso de Irak.
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Quienes siguieron el conflicto a través de internet también podían encontrar la perspectiva de los soldados estadounidenses en la página del "Teniente Smash", un diario colectivo en el que los soldados estadounidenses relatan su día a día en la guerra en Irak.
Los mismos periodistas no se quedaron atrás: el periodista de la CNN Kevin Sites cubrió la guerra desde el norte de Irak en primera persona de manera multimediática a través de su propio weblog, y CNN le pidió que lo retirara.
Christopher Allbriton, ex periodista de AP, recolectó US$10.000 a través de su propio weblog para viajar a Irak en calidad de periodista independiente.
Fiebre electoral
Los bloggers ganaron acceso a la Convención Demócrata este año.
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Las elecciones presidenciales en Estados Unidos también fueron invadidas por la fiebre del weblog.
Tanto George W. Bush como John Kerry publican su propio diario de campaña en sus páginas de internet, y los organizadores de las convenciones demócrata y republicana tuvieron que entregar credenciales de prensa a varios bloggers políticos para que cubrieran los eventos a su manera.
Demócratas y republicanos, liberales de izquierda y neoconservadores también cuentan con su propio grupo élite de intelectuales que llevan sus propios weblogs.
Glenn Reynolds, quien redacta el weblog conservador instapundit.com, dijo a la revista Wired que "hay mucha gente inteligente allá afuera. Creo que para quienes trabajan en universidades -donde se supone que hay gente inteligente- es muy fácil olvidar que hay gente inteligente en diferentes tipos de vida".
Para el profesor John Palfrey de la Universidad de Harvard, la fiebre de los weblogs responde a una necesidad de "relatos de primera mano y voces auténticas de lugares interesantes del mundo".
Palfrey afirma que su popularidad marca un cambio en la cultura popular en el que los ciudadanos pueden mover la agenda global de noticias.
Otros no se muestran tan optimistas. Hay quienes advierten sobre los riesgos de la publicación de falsos rumores e imágenes falseadas que pueden ser consideradas como verdaderas por los internautas incautos, y de la falta de un segundo par de ojos que pula la calidad de los textos.
Falta de tiempo
¿Desplazarán los bloggers a los periodistas?
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Otro problema tiene que ver con la constancia de los bloggers: si bien cuatro millones tienen la intención de actualizar sus weblogs, en realidad el 66% de los blogs no se han actualizado en los últimos dos meses y el 40% se abandonan antes de cuatro meses, según cifras de Perseus.
Algunos de los weblogs no pasarán de dos páginas de desahogo sentimental; pero quien tenga la paciencia de navegar por el mar de weblogs y bitácoras personales, podrá viajar de los desahogos de un corresponsal de guerra, a los relatos de la vida cotidiana de una adolescente en Tokio.
Suena casi como lo que prometía la llegada de la red de redes en los noventa, antes de la invasión del spam y las páginas corporativas.
La "blogósfera", mientras tanto, continuará creciendo cada vez que alguien con acceso a una computadora y a internet sienta la necesidad de contar una historia.
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Hay mucha gente inteligente allá afuera. Creo que para quienes trabajan en universidades -donde se supone que hay gente inteligente- es muy fácil olvidar que hay gente inteligente en diferentes tipos de vida.
