El Tribunal Supremo de Estados Unidos dictaminó que una mujer puede entablar una demanda legal contra el gobierno de Austria y su galería nacional en relación con seis valiosos cuadros de Gustav Klimt que, según ella, le pertenecen.
"Adele Bloch-Bauer I" es uno de los cuadros en disputa.
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Marie Altmann, de 88 años, dice que las obras, valoradas en US$150 millones, eran propiedad de su tío, Ferdinand Bloch, y fueron confiscadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Las pinturas, que incluyen dos retratos de la esposa de su tío, Adele Bloch-Bauer, forman ahora parte de la colección de la Galería Austriaca Belvedere, en Viena.
El gobierno austriaco había solicitado que no se autorizara la demanda, presentada inicialmente ante un tribunal de California.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos apoyó al gobierno de Austria y un abogado de la administración Bush dijo ante el Tribunal Supremo que sería algo sin precedentes que jueces estadounidenses resolvieran pleitos contra gobiernos extranjeros por casos de expropiación de propiedades.
La administración planteó que casos como éste podrían dañar las relaciones de Estados Unidos con otros países.
Testamentos
Altmann, quien escapó a California con su esposo tras la anexión nazi de Austria en 1938, pertenecía a una rica familia judía.
Klimt es considerado uno de los más grandes exponentes del Art Nouveau.
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Su tío, un magnate de la industria azucarera, se había opuesto a los nazis y huyó a Suiza, donde murió en 1945.
En su testamento, Bloch dejó todas sus propiedades a sus sobrinos y sobrinas, de los cuales Altmann es la única sobreviviente.
Pero miembros de la familia firmaron un documento en 1946 donde acordaban que los cuadros pertenecían al gobierno de Austria, basándose en un testamento anterior, de Adele Bloch-Bauer.
Altmann plantea que las autoridades austriacas mintieron a sus familiares para obtener su consenso.
Repercusiones
Bloch-Bauer, quien murió en 1925, le pedía a su esposo que cuando él falleciera legara las obras a la Galería Austriaca.
Él le había donado un paisaje de Klimt a la galería en 1936, pero los demás cuadros estaban en su casa cuando tuvo que escapar tras la llegada de los nazis.
Adele Bloch-Bauer había pedido a su esposo que legara las obras a la galería.
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El gobierno austriaco dice que la solicitud en el testamento de Adele Bloch-Bauer equivale a un legado.
Maria Altmann plantea que eso es absurdo ya que los cuadros pertenecían a su tío, quien pagó por ellos.
El caso podría tener serias repercusiones y sentar precedentes para demandas similares.
Uno de los tres jueces del Tribunal Supremo que se opusieron a la decisión, Anthony M. Kennedy, dijo que ésta expone a "naciones extranjeras de todo el mundo a responsabilidades amplias y potenciales en demandas por expropiación relativas a hechos que ocurrieron hace varias generaciones, incluyendo demandas que se han sometido a negociaciones y acuerdos internacionales".