El estado toma el control porque no hay otra forma de garantizar la transferencia del poder al pueblo, explica pensador del oficialismo.
"El nuestro es un modelo que apunta al socialismo", asegura sin dudar Jesús Farías economista y miembro del buró político del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en Caracas.
Farías considera "mezquino" que se analicen las más recientes medidas económicas del gobierno como evidencia de que el objetivo último es imponer un "capitalismo de Estado" en Venezuela.
Admite que el Estado está concentrando atribuciones, pero dice que lo hace en nombre de la sociedad.
Además, señala, se trata de un modelo de transición, superado el cual el Estado tendría que colocarse en paralelo a las estructuras de poder social.
¿Qué papel tienen en ese modelo las empresas privadas? ¿Y cómo puede tener éxito Venezuela ahí donde fracasaron otras naciones, como la Unión Soviética? Esto fue lo que le explicó a BBC Mundo.
Explíquenos el modelo económico al que se encamina Venezuela, a la luz de la intervención de procesadoras de alimentos y expropiaciones de tierras.
Es un modelo que apunta al socialismo. El término "capitalismo de estado" tiene como propósito descalificar el esfuerzo que se viene haciendo.
Capitalismo de estado es un sistema en el cual el capitalismo es la base socioeconómica del país.
Nuestro proceso de transformación apunta en varias direcciones. Primero, relaciones de propiedad socialista, que la sociedad asuma la propiedad. Luego, la transformación del Estado, fundamentado en el poder popular, no un estado de las élites.
La propiedad que va a asumir el Estado va a imprimirle una transformación a esta y a darle un carácter socialista.
¿Cómo queda ahí la propiedad privada?
La propiedad privada tiene un espacio importante que se ha respetado. Tiene que jugar un papel, pero siempre subordinada a los planes de desarrollo nacional.
Nosotros sabemos que aspira a un margen de rentabilidad. En el modelo socialista es posible, es garantizable. Siempre y cuando sea un modelo justo, razonable, que no distorsione la propuesta de la justicia en cuanto a la distribución del ingreso.
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En mi opinión, una de las grandes líneas de acción en la transición es el desarrollo de la industria y nuevas formas de propiedad, en manos de la sociedad organizada.
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Lo que tiene que entender aquellos que fomentan la propiedad privada o que abrazan un modelo socioeconómico así, es que la propiedad privada no es el principal derecho de la sociedad¿Y hablo de la propiedad privada sobre los medios de producción, no sobre una casa o un carro.
No podemos sacrificar la estabilidad de un proyecto por respetar una propiedad cuyo ejercicio se hace en forma abusiva.
¿Cómo responde a quienes dice que el que está concentrando poderes y atribuciones es el gobierno y no el pueblo?
Se está concentrando en manos del gobierno que es un ente nacional, que representa a toda la sociedad. En la actualidad es la única forma.
El Estado es la expresión del avance del poder popular, es el pueblo asumiendo directamente labores de gestión. Estamos abogando para que el Estado se ponga en paralelo en la sociedad, que sirva de instrumento para la sociedad organizada.
Es un proceso de transformación. Ahora: no podemos esperar que el Estado se transforme sino que hay que hacerlo sobre la marcha.
¿Es la transición de la que portavoces oficialistas han venido hablando? ¿En qué consiste?
En mi opinión, una de las grandes líneas de acción en la transición es el desarrollo de la industria y nuevas formas de propiedad, en manos de la sociedad organizada.
Ante la escasez del producto, el gobierno expropió una arrocera e hizo ventas especiales.
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Pero las empresas que queremos crear no pueden tener la ganancia como único elemento que las oriente. Para ellos habrá un espacio siempre que se ajusten.
El gobierno no aspira a incrementar el espacio de la propiedad socialista en detrimento o a costa de la propiedad privada. Eso sería insuficiente para desarrollar el país.
Aquí se necesitan miles de empresas nuevas para un desarrollo moderno, competitivo, que permita superar el atraso, la dependencia. Esas son las empresas que tenemos que crear nosotros.
¿Cómo pueden coexistir las dos cosas?
Que si van a tener rentabilidad, ganancia, está bien, pero tiene que ser razonable. Será una coexistencia de los modelos pero también competencia entre las empresas populares y las privadas.
Nosotros tendremos que ser más eficientes que ellos. Con mayor calidad para poder subsistir. Para garantizar su permanencia en el ámbito económico.
¿Y ese modelo de competencia y eficiencia no corresponde al paradigma capitalista?
La eficiencia no está reñida con el proyecto de la revolución. Sólo que no vamos a sustentarnos en los mismos parámetros que el capitalismo.
Para ellos los parámetros son la ganancia, la acumulación de poder. Para nosotros es productividad, ahorrar energía, poner la producción al servicio del país. Combinar rentabilidad con el bienestar.
¿Qué dice usted al hecho de que otros esquemas socialistas en el mundo han fracasado?
No tenemos complejo. Esos países fracasaron porque se apartaron de lo que era realmente un programa socialista. En muchos casos es dudoso que esos países se puedan calificar, en el momento en que se produjo el derrumbe, de socialistas.
El socialismo es democracia, desarrollo de las fuerzas productivas, despliegue de una ética del hombre nuevo. La propiedad socialista es que la gente se sienta propietario de los medios de producción, cosa que no pasaba allá.
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Lo que aspiramos no es que el Estado no tenga toda la propiedad sino las más estratégicas.
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Eso lo vamos a confrontar también: cómo oxigenar el socialismo para que no se burocratice.
Pero aquí mismo, en Venezuela, se critica que muchos de los primeros experimentos hacia la propiedad común fracasaron.
No se debe generalizar. Ha habido experiencias negativas y positivas. Pero sobre todo hay una ausencia fundamental: no puedes hacer socialismo sin personas que sepan qué es el socialismo.
Buena parte del problema es que se ha querido llevar un desarrollo más acelerado de lo que se podía. Por ejemplo, las cooperativas fueron un error tremendo, muchas quebraron pero no se sabía ni qué eran ni qué querían.
Se estaban dando sobre la base de empresas de medios de producción de fuerzas productivas arruinadas, subutilizadas o desperdiciadas por el capitalismo.
¿Y usted no le teme a la figura de un Estado que busque concentrarlo todo pero que no pueda dar resultados en nada?
No lo veo como un temor. Es un desafío. Tenemos que mejorar, maximizar nuestra capacidad administrativa, fuente de organización.
También hay que ver a qué tipo de estado te estas refiriendo. Lo que aspiramos no es que el Estado no tenga toda la propiedad sino las más estratégicas. Y tampoco las va asumir ese Estado que secuestre los medios de producción, sino que los ponga a beneficio de la sociedad.
Por ejemplo, Pdvsa (la compañía petrolera nacional) no puede ser administrada por el Estado, tiene que la sociedad participar en eso. Toda la sociedad debería estar discutiendo eso. Las tenemos que ir construyendo. Para que esto funcione el pueblo requiere un nivel cultural muy alto.