El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunirá este miércoles con los jerarcas de la Conferencia Nacional de Obispos de la Iglesia Católica para dialogar sobre la huelga de hambre de un religioso que se opone a un proyecto de irrigación en el noreste del país.
Cappio se mantiene en huelga de hambre desde el 27 de noviembre.
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Un tribunal brasileño falló el lunes a favor de la suspensión de un proyecto para desviar las aguas del río San Francisco en medio de una fuerte pulseada entre Lula y el obispo Luis Flavio Cappio, de 61 años de edad.
El gobierno dijo que apelará el dictamen.
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Cappio, quien encabeza una campaña para frenar el proyecto de US$2.000 millones, dijo que seguirá con la huelga de hambre que inició el pasado 27 de noviembre.
"El obispo dijo que recibió el fallo con mucha alegría y dijo que lo veía como como una señal de esperanza", señaló el corresponsal de la BBC en Brasil, Gary Duffy.
Comunicado
Un comunicado de uno de los grupos de que lo respaldan señaló que pese al fallo del juez Antonio Souza Prudente el sacerdote, que vive en la localidad de Sobradinho, a las orillas del San Francisco, en el estado de Bahía, todavía no está dispuesto a suspender su ayuno porque el gobierno no aceptó el fallo.
El proyecto de irrigación del San Francisco fue suspendido por la justicia.
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Al iniciar la protesta Cappio señaló en una carta que pensaba seguir "en huelga de hambre hasta la muerte, en caso de que no se revierta la decisión del Proyecto de Transposición".
El religioso pasó 11 días en una huelga de hambre en 2005 que terminó luego de que el gobierno acordara posponer el proyecto.
Las autoridades planeaban desviar agua del río San Francisco hacia una zona que es frecuentemente devastada por la sequía.
Pero los críticos sostienen que sólo se beneficiarían los terratenientes ricos del lugar.
También señalan que el proyecto es demasiado caro y reduciría la cantidad de energía hidroeléctrica que en la actualidad generan las presas en el río.
Sin embargo, Lula ha señalado que 12 millones de personas se beneficiarán de la canalización de agua hacia una de las regiones más áridas de Brasil.