Las autoridades colombianas han reforzado las medidas de seguridad en el suroeste del país tras un atentado con bomba este domingo que dejó seis muertos, incluyendo un menor de edad.
Seis personas murieron en el atentado en Buenaventura, incluyendo cuatro civiles.
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La policía atribuyó el atentado -en el que también resultaron heridas otras 12 personas- a la guerrilla izquierdista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El atentado ocurrió en Buenaventura, el mayor puerto colombiano en el océano Pacífico, y el blanco fue un camión de la policía.
Según testigos, los policías iban en el camión y, al disminuir la velocidad por un obstáculo en la vía, fueron atacados, tras lo cual se registraron dos explosiones.
Como respuesta al ataque, el gobierno colombiano reforzará esta semana la presencia policial y militar en la zona, escenario de enfrentamientos entre las FARC y grupos paramilitares por el control del puerto -estratégico para el tráfico de drogas y de armas-.
Semana de atentados
Se estima que en Buenaventura el 60 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza, y que muchos de sus habitantes, unos 85.000, son desplazados de regiones cercanas por el conflicto armado.
De hecho, este último atentado podría constituir una represalia contra el aumento de las operaciones policiales en Buenaventura, situada unos 300 kilómetros al suroeste de Bogotá.
El Defensor del Pueblo de esa región, Andrés Santamaría, dice que en Buenaventura hay un lucha por el control territorial de organizaciones de traficantes de drogas y armas, que en lo que
va de este año ha causado 25 muertos.
El ataque ocurre después de que un coche bomba destruyese el miércoles una planta procesadora de leche de la empresa suiza Nestlé, y de la muerte de cinco policías a manos de las FARC cerca de la frontera con Ecuador.