Pese a la huelga, las actividades comerciales no se vieron afectadas.
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El presidente de Bolivia, Evo Morales, enfrenta la primera huelga importante de su gestión luego de que este martes los transportistas paralizaron de manera parcial las actividades comerciales en las principales ciudades del país para protestar por un nuevo impuesto.
El mandatario aseguró que aplicaría "mano dura" contra el sector con el fin de garantizar el libre tráfico por las principales vías del país.
La Confederación de Transportistas de Bolivia afirmó que el paro fue un éxito. Sin embargo, la suspensión del servicio urbano no impidió que la gente fuera a sus trabajos por otros medios.
El conflicto entre el gobierno y el sector de transporte se debe a un decreto, que aún no ha entrado en vigor, que obliga a las empresas propietarias de autobuses a emitir facturas desde el próximo primero de mayo, lo que generaría un nuevo impuesto.
Más impuestos
Actualmente ese sector paga un "impuesto integrado", basado en la flota de autobuses y no en la facturación.
En todo caso, el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, aseguró que "los impuestos no se negocian", pero que están dispuestos a negociar otros temas que afectan a ese sector, como por ejemplo, la infraestructura vial.
José Luis Cardozo, líder transportista, dijo que si el gobierno no los recibe para iniciar negociaciones, podrían realizar nuevas acciones de protesta.
En efecto, este viernes el paro se aplicará sólo a las líneas interurbanas. Sin embargo, no descartan que luego decreten una huelga indefinida.
Debido a estas amenazas la ministra de gobierno, Alicia Muñoz, aseguró que no permitirán que se vulnere el estado de derecho, ya que consideran que la huelga "es una declaración de guerra al gobierno".