Las recientes elecciones internas del Partido de los Trabajadores en Brasil demostraron que el partido oficialista y el histórico líder que ayudó a fundarlo están cada vez más distanciados. Una separación que podría perjudicar a ambos de cara a las presidenciales de 2006, cuando Luiz Inácio Lula da Silva aspira a la reelección.
Los comicios internos llegaron en medio del desánimo de la militancia.
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El lunes de esta semana el presidente Lula era el hombre más requerido de Brasil, tanto por periodistas como por sus compañeros de partido. La pregunta era unánime: ¿por qué no fue a votar en las elecciones internas de su partido? El presidente, a cambio, sólo ofreció evasivas.
"Hoy sólo hablo del Corinthians", esquivó a los periodistas con una evasiva futbolera. Más tarde, al salir de una recepción a un presidente europeo insistió a los reporteros con un "¿para qué quieren saber?; el voto es secreto". Horas después, en una reunión con colaboradores fue aún más cáustico: "no voté porque no voté".
Pero las evasivas dejaron más dudas en el aire. Sobre todo porque es la primera vez en los 25 años del Partido de los Trabajadores (PT) que Lula, su líder emblemático, no acude a votar en una interna. Y porque el ahora presidente falta a su compromiso justo cuando el partido atraviesa la peor crisis de su historia.
Distancia
"Se trata de una tentativa desesperada de Lula de librarse del escándalo de corrupción que envuelve al PT", le dijo a la BBC el analista político Luciano Días.
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Se trata de una tentativa desesperada de Lula de librarse del escándalo de corrupción que envuelve al PT
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Investigados por corrupción desde hace más de cuatro meses, tanto el gobierno como el Partido de los Trabajadores tratan por estos días de librarse del escándalo. Ambos están acusados de haber sobornado con dinero público a parlamentarios opositores para que votaran las leyes que requería el Ejecutivo.
El escándalo llevó, hace tres meses, a la destitución de toda la directiva del PT, cuyas finanzas están en quiebra, y al nombramiento de un presidente interino.
En el medio de las investigaciones y denuncias de prácticas irregulares del PT, la popularidad de Lula cayó a los niveles más bajos desde que asumió el poder en 2003. Y con un efecto colateral indeseable: una veintena de parlamentarios petistas prepara su desafiliación al partido, con lo cual la del PT dejaría de ser la mayor bancada en la Cámara de Diputados.
"Pelea artificial"
Fue en medio del desánimo de la militancia del PT -el mayor partido de izquierda de América latina- que llegó la fecha de las internas que deben definir la nueva directiva de esa organización política. La consecuencia fue que apenas un tercio de sus 820.000 afiliados acudió a las urnas el domingo.
Según los resultados parciales, ninguno de los candidatos a la presidencia del partido obtuvo el porcentaje necesario para ganar en primera vuelta.
En la segunda vuelta -el 8 de julio-, se enfrentarían el ex ministro de Lula Ricardo Berzoini (más condescendiente con los pecados de la dirigencia anterior), y Valter Pomar o Plinio de Arruda Sampaio, dos postulantes que representan a lo que se conoce como "la izquierda del PT", que suele ser muy crítica con la política económica del gobierno.
Por su parte, el presidente Lula confía en que, a pesar de las heridas que atormentan a su partido, su reelección en 2006 llegará a buen puerto gracias a la buena marcha de su programa económico.
Se trata de la misma política económica ortodoxa a la que el PT acusa de ser neoliberal y generadora de desigualdad social.
"La pelea entre Lula y el PT es artificial, porque ambos se necesitan mutuamente; sin Lula su partido no tiene posibilidades de vencer en 2006 y el presidente necesita el apoyo del PT como plataforma para reelegirse", concluye Luciano Días, del Instituto Brasileño de Estudios Políticos.
"Sea cual sea el resultado definitivo el conflicto está garantizado: si gana algún candidato de la izquierda del PT buscará volver a los orígenes del partido, que son contrarios al pensamiento actual de Lula. Y si gana Berzoini muchos petistas se desafiliarán. En cualquier caso, el PT se encamina a dejar de ser el mayor partido de izquierda de América Latina", predice el analista de la Universidad de Brasilia, Benicio Schmidt.