Una exhibición de botas de combate en Chicago muestra el costo humano de la guerra
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Un nuevo atacante suicida en Faluya dejó al menos 20 personas muertas, en lo que se considera como una nueva escalada de violencia en el conflicto iraquí.
Además de las muertes de civiles, mayo ha sido uno de los meses más nefastos para el ejército estadounidense en Irak, con un total de 117 muertos, el número más alto desde noviembre de 2004.
En un día murieron 10 soldados de EE.UU., cinco ciudadanos británicos fueron secuestrados, 44 personas fueron víctimas de coches bomba en Bagdad y se encontraron los cuerpos de 32 hombres con señales de tortura en las afueras de la capital.
La semana pasada el presidente de EE.UU., George W. Bush, advirtió acerca de los riesgos que involucra la nueva estrategia aplicada en Irak.
"Creemos que se van a producir fuertes combates en las próximas semanas y meses. Es de esperar que se den más muertes de estadounidenses e iraquíes".
De acuerdo con el nuevo proyecto de ley para el financiamiento de la guerra en Irak, el presidente debe entregar un informe acerca del progreso de su estrategia a más tardar hasta el 15 de julio, y algunos analistas políticos dudan que tenga éxito.
Causas de preocupación
Para la Institución Brookings, un centro de investigación social localizado en Washington, hay dos grandes problemas que sobresalen.
Mayo ha sido uno de los meses más funestos para el ejército estadounidense en Irak.
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El primero es la continua resistencia de al-Qaeda y el uso extensivo de coches bomba, ya que son el mayor motivo para que el índice de muertos en Irak no se reduzca.
El segundo es la falta de compromiso político en Irak.
Una de los puntos claves en el proyecto de ley es la reglamentación de hidrocarburos que garantiza la distribución justa de las ganancias del petróleo, pero se ha hecho muy poco en este sentido y en otras áreas de reconciliación.
"A manera de balance, el cuadro en Irak muestra algunas señales de esperanza, pero siguen apareciendo motivos para la preocupación antes que para la confianza", dice el análisis de Brookings respecto a la situación en mayo.
"A menos de que las cosas mejoren de manera progresiva y sustancial en los próximos meses, va a ser difícil creer que la nueva estrategia de Washington vaya a tener éxito".
Sin embargo, el vice-comandante de Estado Mayor, Brigadier General Steven Anderson, es optimista acerca del futuro.
"Hay muchas oportunidades y muchos motivos para tener un optimismo cauto acerca de lo que está pasando allí", dijo Anderson durante un discurso en la Universidad James Madison.
Aduce que el progreso económico y los índices de retención entre las tropas son signos de progreso y estímulo.
Signos alentadores
La Institución Brookings también analiza algunos signos alentadores desde la implementación de la nueva estrategia.
El uso de carros bomba es una de las razones para que los índices de muertes no hayan bajado.
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Afirma que los asesinatos extrajudiciales se han reducido sustancialmente y que gran parte del conflicto civil que caracterizó a Irak en 2006 se ha suprimido.
Pero si Bush no logra demostrar progreso en áreas claves que van, desde enmendar la constitución iraquí, hasta reducir la violencia sectaria, el congreso podría votar en contra de una ayuda económica para Irak.
El presidente podrá vetar esa decisión, pero si las metas no se logran y continúa el derramamiento de sangre, ciertamente sufrirá nuevos ataques de sus oponentes políticos y los activistas anti-guerra.
El proyecto de ley también ha sido objeto de críticas porque no determina un cronograma para el retiro de tropas ni deja en claro las consecuencias en caso de que las metas no se cumplan.
Gasto de guerra
Anthony Cordesman del Centro de Estudios Estratégicos, advierte que un eventual éxito en áreas críticas es más importante que cumplir con plazos.
El presidente Bush está bajo presión para lograr un verdadero progreso.
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"No hay plazos artificiales", dice Cordesman, "pero gracias a los requerimientos del informe como al potencial recorte de financiamiento, tanto el presidente Bush como el gobierno iraquí están bajo una considerable presión para lograr progresos reales".
Este septiembre se cumple el plazo para que el General David Petraeus, comandante general de las operaciones estadounidenses en Irak, entregue su informe al congreso de EE.UU.
Seguramente su evaluación proveerá el telón de fondo para la próxima ronda de gasto de guerra.