En Mogadiscio apenas quedan los soldados y los hombres, que tratan de proteger sus casas.
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Naciones Unidas informó que las personas que abandonaron sus hogares en Somalia en los últimos dos meses por culpa la violencia ya superan a las que huyeron en ese mismo período de otras regiones en crisis del mundo.
Una portavoz del coordinador Asuntos Humanitarios de la ONU, John Holmes, dijo a la BBC que por lo menos 350.000 personas han abandonado Mogadiscio desde febrero.
El organismo internacional también está preocupado por aquellos que quedaron atrapados en la ciudad, y recuerda que unas 600 personas han muerto de diarrea aguda o cólera.
La ONU ha solicitado un cese al fuego para poder hacer llegar asistencia humanitaria.
Pero fuerzas etíopes que respaldan al ejército del gobierno de transición somalí están presentes en Mogadiscio desde diciembre, y los enfrentamientos con la insurgencia no cesan.
Estas fuerzas colaboran con las tropas gubernamentales para eliminar lo que queda de los grupos armados que apoyaban al gobierno derrocado de los Tribunales Islámicos.
Según las agencias humanitarias, en la capital ya quedan tan sólo soldados, milicianos y hombres que protegen lo que queda de sus propiedades.
Tiroteos no cesan
El jueves hacían eco en las calles de Mogadiscio los disparos de mortero y el fuego de metralla.
Los somalíes desplazados suman la mayor población mundial en esta situación, según la ONU.
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Las tropas gubernamentales junto con sus refuerzos etíopes perseveraban su intento de expulsar de la ciudad a los "rebeldes".
El primer ministro somalí, Ali Mohamed Gedi, había dicho que los enfrentamientos habían cesado; que la población que huyó ya podía regresar, porque era seguro.
Por eso, algunos desplazados comenzaban la vuelta a casa el viernes.