Los ataques son los más serios desde el miércoles.
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Según los informes de la policía, al menos 60 personas murieron y más de 130 resultaron heridas tras el estallido de tres coches bomba en la capital iraquí.
Las dos explosiones más fuertes ocurrieron en un mercado del suburbio de Nueva Bagdad, en el este de la ciudad, mientras que la tercera ocurrió en la zona de Ciudad Sadr, donde hubo dos muertos y tres heridos.
Los atentados ocurrieron en distritos habitados principalmente por la comunidad chiita.
Este es el ataque más mortífero desde que hace cinco días, se implementó un nuevo plan de seguridad por parte del gobierno iraquí, el ejército local y el ejército estadounidense.
La corresponsal de la BBC en Irak, Jane Peel, indicó que el ataque parece confirmar las advertencias de algunos comandantes militares en torno a que la pausa en la ola violencia sería sólo transitoria.
Este sábado, los voceros del gobierno iraquí y la secretaria de Estado de EE.UU., Condoleezza Rice, se pronunciaron con optimismo ante el progreso del plan de seguridad, que de acuerdo a los informes, redujo en 80% la violencia en la capital.
Frontera abierta
Poco antes de los atentados, el gobierno iraquí decidió reabrir la frontera con Irán y Siria.
La frontera estuvo cerrada por tres días como parte de una operación para detener la violencia sectaria.
EE.UU. dice que los insurgentes iraquíes reciben armas y ayuda desde Irán y Siria, aunque estos países lo niegan.