Margarita Rodríguez
BBC Mundo
|
Cientos de personas se manifestaron este viernes en el suburbio parisino de Clichy-sous-Bois para conmemorar el primer aniversario de la muerte de dos adolescentes, origen de los disturbios que se extendieron por los suburbios de las ciudades francesas y que mantuvieron en vilo al país durante tres semanas.
La tensión y los problemas siguen presentes en Francia, un año después de la ola de violencia.
|
Poco antes, el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, ordenó que la policía se mantuviese en alerta máxima en las zonas donde podrían producirse incidentes.
Durante las pasadas horas, varios buses fueron incendiados: jóvenes armados secuestraron e incendiaron un autobús en los suburbios de París mientras pandillas con los rostros cubiertos quemaron dos autobuses más la noche del miércoles.
Un año después
La muerte accidental de Zyed Benna, de 17 años, y Bouna Traore, de 15, que eran perseguidos por la policía y que murieron electrocutados tras esconderse en un transformador, planeó sobre Francia durante toda la jornada.
Este incidente provocó que miles de jóvenes, muchos de ellos descendientes de inmigrantes del norte de África, salieran a protestar. Y muchas de estas manifestaciones degeneraron en actos graves de vandalismo.
Más de cinco mil vehículos fueron quemados, hubo miles de detenidos y cientos de policías y bomberos resultaron heridos.
El gobierno francés declaró el estado de emergencia en todo el país. Ante la crisis, el presidente francés, Jacques Chirac, apeló a los valores y la identidad de Francia:
"Esos acontecimientos son testigos de un profundo malestar. Algunas de esas personas han incendiado los mismos vecindarios donde ellos viven. (...) Esto es una crisis de dirección, una crisis en la cual la gente ha perdido su camino, es una crisis de identidad. Nosotros responderemos con firmeza, siendo justos y fieles a los valores de Francia".
Entre subculturas
Sin embargo, para algunos expertos el problema de la violencia que sacudió Francia el año pasado y que mantiene la situación actual tensa no sólo debe verse desde la perspectiva de la asimilación cultural.
Según el sociólogo francés, Gerard Imbert, "hay problemas endémicos que están vinculados con la degradación del entorno urbanístico. Esto se remonta a los años 70 e incluso antes. Este modelo de concentración vertical está totalmente obsoleto, este modelo de ciudades dormitorio no ha dado resultados".
Jóvenes en el suburbio Clichy-sous-Bois recuerdan a los chicos electrocutados, Zyed y Bouna.
|
"Esto ha generado subculturas de violencia y de rechazo social (...) con la creación de verdaderos guetos sociales donde las tasas de paro son altísimas y a esto se le vincula un problema económico, pero, ante todo, ha generado un rechazo al modelo nacional como una especie de desconocimiento del modelo estatal y de la cultura nacional", añadió Imbert.
De acuerdo con el académico, el nombre puede ser un estigma y el origen geográfico de dónde habitas puede ser visto con malos ojos por parte de las personas que contratan jóvenes.
Carol Sainsard, una joven francesa, cuya madre es argelina, confirmó esta tendencia: "Ya no es sólo por cuestión de origen ni porque te discriminan por tu nombre, sino por el lugar donde vives. Cuando pones tu dirección está muy mal visto si vives en tal o cual suburbio. Dependiendo del lugar dónde vives y de tus orígenes tendrás menos oportunidades".
Se veía venir
Para algunos analistas, la muerte de los jóvenes fue la chispa que hizo saltar todo por los aires.
"Para nosotros no fue una sorpresa, pero para la gente en Francia fue una media sorpresa porque la gente ahora sabe que los inmigrantes que vinieron a Francia fueron puestos en guetos sin preocuparnos de sus problemas y de sus condiciones de vida", dijo a BBC Mundo la representante en Francia de la ONG SOS Racismo, Merie Nunes.
Recientemente, la policía francesa emitió un documento, publicado por el periódico francés Le Figaro, en el que alertaba que la mayoría de las condiciones que llevaron al estallido de violencia hace un año seguían vigentes.
El periodista Lemoine Maurice del Le Monde Diplomatique le explicó la situación a BBC Mundo:
"La situación es más o menos normal, pero es una normalidad en la que persiste la fuente de los problemas porque, con una juventud que, aunque no sé exactamente el porcentaje, tiene 30% ó 40% de desempleados, cualquier incidente puede provocar la chispa que pone el fuego".
Entonces, ¿qué lecciones se aprendieron de la violencia callejera del año pasado?
"El gobierno no aprendió mucho de lo que sucedió hace un año en Francia porque el problema es más que todo social que amerita medidas importantes. Por ejemplo, un plan social para reducir el desempleo en estos barrios," afirmó Maurice.
"Muchas veces se ha puesto el enfoque en el origen magrebí o africano de estos jóvenes, pero ese no es el problema más importante. Sabemos que ante la inmigración masiva existe cierta discriminación, pero la participación de esos jóvenes responde a un abandono del Estado", añadió.
Agenda electoral
Otro factor que hay que tomar en cuenta es que en abril de 2007 tendrá lugar las elecciones presidenciales en Francia. De ahí que el tema de los disturbios de hace un año y la situación de los jóvenes y los inmigrantes esté en la agenda de los candidatos, como le explicó a BBC Mundo el periodista Jorge Forbes, quien radica en Francia:
En 2006 miles de vehículos fueron incendiados.
|
"Todo esto se está usando también con fines electorales. Por ejemplo, esta semana tanto Nicolas Sakozy como (la candidata socialista) Segolene Royal y el primer ministro, Dominique de Villepin, tuvieron reuniones públicas con jóvenes estudiantes en la Sorbona. Allí se habló de todo, se habló de la integración de los hijos de inmigrantes, oportunidades de trabajo para todo el mundo y buenas condiciones habitacionales. De ahí que el tema de los guetos saliera a flote nuevamente".
Pese a que para muchos analistas los problemas estructurales que explicaron los disturbios del año pasado persisten, las palabras de Carol generan optimismo:
"Los jóvenes de mi generación (yo tengo 28 años) queremos acabar con la discriminación. Parece que todo el mundo está un poco de acuerdo con decir que basta ya, que todos somos franceses. No entiendo porque tienen que haber tantos líos ahora".