La incidencia de la tortura ha alcanzado niveles muy altos en Irak.
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El nombre de Manfred Nowak, el relator especial de la ONU sobre la tortura, llegó a los titulares cuando sugirió esta semana que los niveles de tortura en Irak podrían ser peores ahora que durante el gobierno de Saddam Hussein.
Es cierto, la tortura ocurre a niveles lamentables en Irak. Todos, parece, desde las fuerzas iraquíes a las milicias, pasando por los insurgentes que se oponen a Estados Unidos, usan rutinariamente métodos de tortura contra las personas que matan.
Cada día, se encuentran cuerpos sin vida con herida atroces, especialmente en Bagdad.
Pero nuevas cifras demuestran que la situación es peor en otros aspectos.
El número de muertes violentas para julio y agosto alcanzó un total de 6.600, 13% más alto que la misma estadística para los dos meses anteriores.
"Demasiado tarde"
Estas cifras son publicadas en el momento en que unos 147.000 soldados estadounidenses están destacados en Irak, la mayor parte de ellos en la zona alrededor de Bagdad. En los últimos meses, se han convocado refuerzos para intentar poner fin a la violencia.
Las cifras parecen indiciar claramente que las fuerzas de EE.UU. simplemente no tienen la respuesta al problema básico. Lo mismo sucede con las fuerza británicas en Basora y en el sur, donde la situación también se está deteriorando.
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El crecimiento en la hostilidad a las tropas de Estados Unidos está claramente relacionado con el ataque al pueblo de Faluya en 2004.
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Unos 147.000 soldados puede parecer un número considerablemente alto, y está por encima de lo que el departamento de defensa de Estados Unidos había esperado tener destacado en Irak a estas alturas.
Pero la enorme mayoría de esas tropas no está en las calles, frustrando los atentados y evitando los secuestros y las muertes.
El número total de tropas de combate en la fuerza estadounidense está probablemente alrededor de 18.000, un número pequeño dado el tamaño del área que deben cubrir y la dimensión del problema.
Aún así, un mayor número de tropas no parece ser la solución. Ya es quizás demasiado tarde para aplicar nuevas tácticas, pero cuando se supervisan ciudades y pueblos hostiles, no hay alternativa efectiva a la patrulla a pie.
Un pelotón bien entrenado puede controlar un área bastante grande, dificultándole a sus adversarios reunirse y llevar a cabo más ataques. Por supuesto, con vehículos blindados se puede cubrir un área más amplia, pero apenas pasan, los insurgentes pueden salir de sus escondites.
Los estadounidenses nunca pusieron suficientes tropas a pie en las calles, y como resultado, hace tiempo perdieron el control de muchos pueblos y ciudades.
Crece la hostilidad
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha suministrado otra medición del problema al que enfrenta. La última encuesta de opinión pública llevada a cabo en Irak indica que, entre los cinco millones de musulmanes sunitas allí, alrededor de 75% apoya ahora a la insurgencia contra las tropas extranjeras.
Esto contrasta con el 13% de la primera encuesta del Departamento de Defensa, llevada a cabo en 2003. Es una pérdida de apoyo catastrófica, y no hay signos de que pudiese ser efectivamente neutralizada.
Hay cerca de 147.000 soldados de EE.UU. en Irak.
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El crecimiento en la hostilidad a las tropas de Estados Unidos está claramente relacionado con el ataque al pueblo de Faluya en 2004.
Esto, se informa, fue una orden directa de la Casa Blanca y del Departamento de Defensa después de que se encontraron los cuerpos de cuatro contratistas de defensa estadounidenses colgando de un puente en abril de 2004.
La ferocidad del ataque a Faluya, llevado a cabo por infantes de marina estadounidenses, convenció a muchos sunitas iraquíes de que los estadounidenses eran sus enemigos.
La situación general del país no ha mejorado seriamente desde entonces, y no se ha podido retomar el control definitivo de la misma Faluya.
El año pasado, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo que no aceptaría nada distinto a una victoria completa en Irak. Durante muchos meses mientras la situación se seguía deteriorando, no volvió a mencionar su promesa.
Pero a principios de este año, antes del quinto aniversario del atentado a las Torres Gemelas, la repitió.
Esto, al parecer, tenía más que ver con política interna estadounidense que con la situación en Irak.
Pero la última serie de cifras publicadas indica que una victoria total de Estados Unidos -lo que sea que eso signifique- está ahora descartada.