Irak invadió Irán el 22 de septiembre de 1980, desatando una sangrienta guerra que duró ocho años y que desestabilizó la región y devastó a ambos países.
El entonces líder iraquí, Saddam Hussein, atribuyó el ataque a una disputa territorial por el Shatt al-Arab, la vía fluvial que forma la frontera entre ambas naciones.
Pero, el origen del conflicto fue una rivalidad regional.
Saddam Hussein se sintió amenazado por la Revolución Islámica que había llevado al poder al ayatola Jomeini en Irán el año anterior.
El ayatola, por su parte, veía a Hussein como un cruel tirano sunita que oprimía a la mayoría chiita de su país y no ocultaba su deseo de verlo caer.
Por ello, para Saddam Hussein, el propósito de la guerra era preventivo: derrocar al régimen de Jomeini antes de que ese régimen lo derrocara a él.
Hussein creía que Irán estaba en un estado de agitación y que sus fuerzas podrían lograr una victoria veloz.
Fue un error monumental.
Guerra de desgaste
Ya por 1982 las fuerzas iraníes no sólo habían logrado recuperar el territorio perdido, sino que habían cruzado la frontera e ingresado a Irak. En ese momento, Jomeini rechazó la oferta iraquí de un cese el fuego.
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CRONOLOGÍA DE UNA GUERRA
Septiembre 1980 Las fuerzas iraquíes invaden Irán
Junio 1982 Irán contraataca, rechaza la oferta de cese el fuego
Mayo 1984 Irán ataca embarcaciones en el Golfo, intensificando la "guerra de los buque cisterna"
1985 Bombardeo de centros civiles durante la "guerra de ciudades"
Julio 1987 La resolución 598 de la ONU llama a un cese el fuego
Julio 1988 Un portaaviones de EE.UU. ataca un avión civil iraní, reclamando que pensaba que era un avión de guerra
Agosto 1988 Acuerdan un cese el fuego
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Por lo tanto, a pesar de que Bagdad había empezado la guerra, fue Jomeini quien la prolongó.
El conflicto se convirtió en una guerra de desgaste, con ambos países mostrando total desinterés por el costo humano:
- Jomeini envió a miles de jóvenes iraníes a su muerte en ataques de "olas humanas".
- Hussein usó armas químicas contra los iraníes, y, en 1988, contra su propio pueblo -los kurdos de Halabja - a quienes consideraba como traidores y colaboradores del enemigo.
- En la "guerra de ciudades", ambos lados atacaron a la población civil de su adversario desde el aire.
- En la "guerra de los buque cisterna" ambos lados atacaron buques petroleros y comerciales en el Golfo Pérsico, en un intento por negar el acceso de su enemigo al comercio mundial.
Fueron estos ataques contra buques los que internacionalizaron el conflicto.
Tras repetidos ataques contra sus naves, Kuwait buscó protección de otros poderes, y tanto Estados Unidos como la Unión Soviética intercedieron.
Esto puso presión sobre Irán, y viendo que su país estaba exhausto y aislado, oficiales iraníes urgieron a Jomeini a que acepte el cese el fuego.
Cuando finalmente aceptó, en julio de 1988, Jomeini lo comparó con tomar una taza de veneno.
El costo
Las consecuencias económicas y políticas de la guerra fueron inmensas. Al menos medio millón de personas murieron y algunos estiman que la cifra podría ser en realidad de 1.500 millones los muertos.
Ninguna de las partes había logrado su cometido de guerra. Jomeini no había derrocado a Hussein. Hussein no había derrocado a Jomeini ni lo había forzado a ceder territorio a Irak.
Se estima que entre medio millón y 1.5 millones de personas murieron en el conflicto.
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Aunque el líder iraquí quiso proclamar la victoria, en realidad lo único que había logrado era evitar la derrota -e incluso eso había requerido de mucha ayuda del exterior.
El mal estado en el que quedó la economía iraquí fue uno de los factores que llevó a Hussein a tomar la fatídica decisión de invadir Kuwait en 1990. Y en esa ocasión, los poderes regionales y de Occidente que lo habían asistido en la guerra contra Irán se unieron para detenerlo.
Las consecuencias para Irán no fueron menos nefastas.
La guerra no sólo tuvo un alto costo humano y material. También extinguió el fervor de la revolución Islámica. Llevó a que los iraníes cuestionaran con más fuerza las capacidades de sus líderes clérigos.
Con la muerte de Jomeini, poco después del final de la guerra, el país ingresó en una etapa nueva de mayor introspección.
La guerra de Irán-Irak dejó un doloroso legado. Pocos conflictos modernos fueron tan largos, tan sangrientos y tan futiles.