Dolor y rabia en la comunidad chiita de Bagdad.
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Con escenas de dolor empezaron en Bagdad los funerales de cientos de iraquíes muertos en la estampida de este miércoles que cobró la vida de casi mil personas.
Asimismo, amigos y familiares de algunas de las víctimas aún están a la espera de recobrar los cuerpos de sus seres queridos y la búsqueda de restos continúa en el Río Tigris.
La estampida aparentemente fue provocada por el rumor de un inminente ataque de un suicida.
Líderes chiitas acusaron a militantes sunitas de haber iniciado los rumores que provocaron la estampida. Al parecer, el primer ministro iraquí, que también es chiita, apoya esta teoría.
"El proceso que viene va a ver desarrollos estratégicos en la forma en que encaramos al terrorismo y a los terroristas y vamos a golpear muy fuerte a los asesinos, militantes radicales y sadamistas", dijo Jaafari.
Malestar
En Sadr, el principal vecindario chiita de Bagdad, la gente llora y se golpea el pecho. Se dispusieron carpas para los funerales pero muchos de los cuerpos fueron llevados a la ciudad sagrada de Nayaf para el entierro.
La búsqueda de más cuerpos en el Río Tigris continua.
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El camino de Bagdad a Nayaf se colmó de carros con ataúdes en medio de fuertes medidas de seguridad.
El corresponsal de la BBC en la capital iraquí, Jon Brain, dijo que el ambiente en la capital pasó de la conmoción a la rabia.
Muchos chiitas culpan al gobierno de, según ellos, la precaria organización del festival.
Miembros del gabinete se han dividido a raíz de la estampida pero el Primer Ministro ha rechazado llamados a que se los despida.
Líderes de la comunidad chiita, mayoritaria en Irak, llaman a la calma temerosos de que la tragedia del miércoles provoque actos violentos.
Se cree que cerca de un millón de personas asistió a las celebraciones chiitas.