Tim Johnston
BBC, Yakarta
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La esperanza de encontrar una solución negociada a la larga disputa entre la insurgencia separatista y el gobierno indonesio en la devastada provincia de Aceh se ha vuelto a esfumar.
Las declaraciones de Sutarto causaron desesperanza.
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El jefe de las fuerzas armadas de Indonesia, Endriartono Sutarto, descartó un cese el fuego antes de que se logre un acuerdo de paz completo.
Se había pensado de que el espíritu de cooperación despertado por las enormes pérdidas sufridas por todos en el tsunami de diciembre impulsaría los esfuerzos para ponerle punto final a más de un cuarto de siglo de enfrentamientos que han cobrado la vida de más de 14.000 personas.
A pesar de que durante los meses que sucedieron al desastre que dejó 165.000 acehneses muertos y a 600.000 sin hogar se han llevado a cabo una serie de encuentros entre las partes en la capital finlandesa Helsinki, no ha habido grandes progresos.
La conferencia de prensa ofrecida por el general Sutarto parece una indicación de que el gobierno mantendrá su línea dura.
Sutarto señaló que en los últimos dos años el ejército ha matado a más de 3.300 miembros del Movimiento para la Liberación de Aceh (GAM por sus siglas en indonesio).
El problema tiene consecuencias que rebasan el conflicto.
Hasta el momento, los temores iniciales por la posibilidad de que los rebeldes retuvieran la ayuda enviada a las víctimas del tsunami o representaran una amenaza para los socorristas internacionales no se han realizado, pero a los analistas les preocupa que si las negociaciones fracasan una nueva ofensiva de cualquiera de las partes podría convertir a Aceh en un lugar demasiado peligroso.