Desde 1998 la población extranjera en España creció casi un 500%. Latinoamérica ha relevado a Marruecos como lugar de origen de la mayoría de los inmigrantes. Los ecuatorianos constituyen la primera comunidad de extranjeros en España.
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Ser extranjero era atractivo
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España, uno de los tradicionales emisores de emigrantes, ahora se ve en el papel receptor. Literalmente, la inmigración extranjera salta a la vista en primer lugar en Madrid, Barcelona y Valencia.
Pero también en lugares que requieren mano de obra barata, como los invernaderos que dominan grandes trechos del paisaje a lo largo de la costa mediterránea, entre Murcia y Almería.
Por otro lado, mientras que la tasa de natalidad de los españoles desciende, los hijos de los extranjeros llenan las salas de maternidad de los hospitales, fomentando por la vía demográfica el impacto de la inmigración. Para los expertos, este rejuvenecimiento de la población española es una de las ventajas de la inmigración.
Fenómeno nuevo
España se convirtió en menos de una década en un destino para la migración, reflejo de un crecimiento económico notable, pero también del deterioro de las condiciones de vida en otros países.
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Cada persona puede vivir donde quiera
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Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el peso de la población extranjera aumentó del 0,6% en 1999 a más de un 7% en la actualidad. Más de 3 millones de los 43 millones de habitantes de España son extranjeros.
"Además de ser un fenómeno nuevo es muy intenso y rápido; es lo que nos diferencia de otros países europeos que puedan tener un nivel parecido de inmigración", dijo a BBC Mundo la presidenta del INE, Carmen Alcaide.
En años recientes se han registrado aumentos de hasta 600.000 habitantes, aunque "no es que hayan entrado en ese año ese número de extranjeros, sino que han aflorado en tanto que se han empadronado en los ayuntamientos", explica Alcaide.
El empadronamiento abre las puertas a la sanidad y a la educación públicas, concedidas también en caso de no tener la residencia legal en España.
Perfil inmigrante
Domina la edad promedio de 30 años y la búsqueda de mejores condiciones de vida. Los latinoamericanos (38,7%) representan el primer grupo inmigrante, seguido por los marroquíes (14%).
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Además de ser un fenómeno nuevo es muy intenso y rápido; es lo que nos diferencia de otros países europeos que puedan tener un nivel parecido de inmigración
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Como nación individual domina Ecuador (14,6%). Al mismo tiempo, el INE destaca el aumento de ciudadanos de Europa del Este (13%).
De esta inmigración económica se diferencia la procedente de Europa central y del norte (22%), caracterizada por movimientos de personal entre empresas multinacionales o el ya clásico retiro de alemanes, británicos y suecos en las costas españolas, un segmento de población con "muy escasa integración", dice Carmen Alcaide.
Los expertos elogian la buena formación profesional con la que llegan los latinoamericanos. "No se considera que tengan una formación mucho peor que el promedio español", dice la presidenta del INE.
Desaceleración
Aunque hay consenso sobre el aporte positivo de los inmigrantes al superávit de la Seguridad Social, hay quienes advierten que será difícil mantener la reciente tasa de inmigración.
Las cifras analizadas por el INE, que no suponen una valoración política, podrían tranquilizar a quienes temen un "descontrol" de la inmigración.
España se convirtió en menos de una década en un destino para la migración.
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En lo que va de año ha disminuido el empadronamiento y "puede ser que la bolsa de los que tienen que aflorar se ha reducido", dice Carmen Alcaide del INE.
La principal autoridad sobre las estadísticas españolas dijo a BBC Mundo que "una entrada de (hasta) 300.000 sería soportable mientras dure el ciclo (económico) expansivo". Los números parecen converger hacia esta estimación.