Barnier tiene como misión lograr la liberación de los rehenes sin cumplir los deseos de los captores.
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Los dos periodistas franceses secuestrados en Irak, aparecieron este lunes en el canal de noticias árabe Al Jazeera, para pedir que se cumplan las demandas de sus captores.
Mientras tanto, continúan las gestiones diplomáticas de Francia para lograr la liberación de los cautivos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Michel Barnier, instó a los captores de dos periodistas franceses en Irak a liberarlos.
Barnier llegó a Egipto este lunes con la misión de rescatar a Christian Chesnot, periodista de Radio Francia Internacional, y Georges Malbrunot, del diario Le Figaró, quienes fueron secuestrados el viernes por un grupo militante que se autodenomina "Ejército Islámico en Irak".
El grupo exigió que Francia anule una medida que restringe el uso de símbolos religiosos en las escuelas estatales.
El canciller dijo en la televisión egipcia que estaba en El Cairo para explicarle al Medio Oriente que representa a un país tolerante de todas las religiones y respetuoso de los derechos humanos.
Anunció además que un equipo de funcionarios del gobierno francés irá a Bagdad para ayudarle a la embajada a lidiar con la situación.
En el video transmitido por el canal de televisión árabe Al Jazeera, el Ejército Islámico en Irak dio un plazo de 48 horas para que Francia cumpla con sus deseos, que expira en la noche del lunes, pero no especificó qué pasará si París se niega.
No obstante, se teme lo peor, pues ese mismo grupo se responsabilizó por la ejecución del secuestrado periodista italiano Enzo Baldoni la semana pasada, tras exigirle a Italia que retirara las tropas de Irak.
El gobierno francés descartó cualquier posibilidad de revocar la ley, que entra en vigor el próximo jueves.
Otros caminos
El presidente Chirac nunca habría considerado derogar la ley.
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La prohibición, aprobada a principios del año con una gran mayoría en el Congreso y respaldada por la opinión pública, según las encuestas, apunta a proteger la muy arraigada tradición francesa de separar el Estado de la religión.
Angus Roxburgh, corresponsal de la BBC en París, señala que la posibilidad de que el gobierno del presidente Jacques Chirac la derogara era, desde un principio, remota, por no decir inexistente.
De ahí la necesidad de encontrar otros caminos para lograr la liberación de los rehenes.
Barnier cuenta con el apoyo de los principales líderes musulmanes, tanto en Francia como en el Medio Oriente, y durante su estadía en Egipto se reunirá con el canciller egipcio, Ahmed Aboul Gheit, y el secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa.
El mes pasado, El Cairo logró negociar la liberación de un diplomático egipcio que había sido secuestrado en Bagdad.
Un enemigo más
La crisis ha dejado a Francia conmocionada, según Jannat Jalil de la BBC, pues estaban convencidos de que su fuerte oposición a la guerra contra Irak y las firmes alianzas que han forjado con los países árabes, les protegería de cualquier peligro.
La comunidad musulmana en Francia se solidarizó con el gobierno.
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Sin embargo, parte de la muy considerable comunidad árabe musulmana del país -que algunas fuentes aseguran alcanza a los cinco millones de personas- se siente discriminada.
A pesar de que, en aplicación del principio de laicismo, la medida también prohíbe el uso de la kipá de los judíos, los crucifijos de gran tamaño y los turbantes de los seguidores de la fe sij, entre otras cosas, tanto dentro como fuera de Francia muchos ven el veto a los velos islámicos (o hijab) como un ataque directo a Islam.
En el informe televisado por Al Jazeera se dijo que el grupo describió la medida como "un acto de agresión contra la religión islámica y la libertad individual".
En su mensaje, el Ejército Islámico en Irak parece estar diciendo que Francia es un enemigo como tantos otros.