Es el primer envío de soldados japoneses a una zona de conflicto desde la Segunda Guerra Mundial.
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Un primer contingente de soldados japoneses partió rumbo a Irak en una misión humanitaria.
Este es el primer envío de militares japoneses a una zona de conflicto desde la II Guerra Mundial.
En una solemne ceremonia, realizada en Tokio, para despedir a la tropa, el ministro de Defensa, Shigeru Ishiba dijo que los militares cumplirían una tarea noble.
Inicialmente Japón envía a 30 efectivos, pero se comprometió a enviar en total 1.000 soldados que terminarán de llegar en marzo.
Misión humanitaria
Los soldados que partieron este viernes llegarán primero a Kuwait donde recibirán entrenamiento y donde un equipo de 20 efectivos de la fuerza aérea japonesa viene realizando preparativos desde hace un mes.
Los soldados estarán armados para poder defenderse.
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Los 30 militares serán enviados al pueblo de Samawah ubicado en el sur de Irak, donde ayudarán a restablecer el flujo de agua y ofrecer ayuda humanitaria como la reconstrucción de escuelas y otra infraestructura.
En total Japón ayudará a la coalición liderada por Estados Unidos con el envío de 600 soldados y 400 efectivos de la fuerza aérea.
La misión de los soldados japoneses es estrictamente humanitaria aunque portaran armas.
Protestas
La constitución de Japón prohíbe a sus soldados combatir en el extranjero y se teme que las tropas podrían verse involucradas en incidentes armados en Irak.
Los críticos aseguran que la misión viola la constitución impuesta después de la II Guerra Mundial, en la que Japón renunció a la guerra para siempre.
Las encuestas indican que por lo menos dos terceras partes de los japoneses se oponen al plan y ya ha habido varias protestas.
La mayoría de los japoneses se opone a la misión.
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Sin embargo, el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, dijo confiar en que el público llegue a aceptar la necesidad de que soldados japoneses contribuyan a la seguridad global.
Peligros
En noviembre, dos diplomáticos japoneses y su chofer iraquí fueron muertos a tiros cuando se desplazaban por la ciudad central de Tikrit.
El primer ministro Junichiro Koizumi defendió su decisión de enviar las tropas alegando que Japón nunca obtendrá lo que llamó "un puesto de honor" en el mundo si no arriesga las vidas de sus militares en el extranjero.
El país fue criticado por contribuir sólo con dinero y no con tropas después de la Guerra del Golfo en 1991.