Un amplio sector de la opinión pública japonesa se opone al envío de tropas en Irak.
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El gobierno de Japón decidió enviar tropas a Irak para desarrollar lo que Tokio describió como tareas humanitarias y de
reconstrucción.
La decisión del primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, y su gabinete de gobierno representa la mayor operación internacional de tropas japonesas desde la Segunda Guerra Mundial, aunque esta vez no viajarán con fines bélicos.
Según fuentes oficiales, unos 600 soldados
japoneses llevarán a cabo trabajos de suministro de agua a la población, reconstrucción de infraestructura pública y mejora de los servicios médicos y educativos.
Aunque no se conoce la fecha en que tendrá lugar el envío de tropas, se estima que un contingente de avanzada de las fuerzas aéreas podría llegar al país árabe antes de fin de año.
Oposición
La oposición y un amplio sector de la opinión pública de Japón se manifestaron opuestos a la decisión del ejecutivo.
Según encuestas, una tercera parte de los japoneses considera que la presencia de tropas en Irak puede conducir a que los efectivos se vean involucrados en hechos de violencia.
Los críticos de la decisión de Tokio aseguran que la Constitución prohíbe al país usar la fuerza para resolver conflictos.
Comentaristas locales señalan que el envío de tropas a Irak podría abrir el camino para modificar la Carta Magna pacifista japonesa y reforzar el papel del ejército.
Dos diplomáticos se convirtieron en las primeras víctimas mortales de Japón desde el inicio de la guerra en Irak tras morir durante un atentado ocurrido en noviembre pasado mientras viajaban por Tikrit, al norte de Bagdad.