Muchos agroindustriales se han beneficiado con el alza de precio en los alimentos.
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El desarrollo de los biocombustibles -usados principalmente para los medios de transporte- fue efectuado para obtener una alternativa a los combustibles fósiles y así combatir el cambio climático.
La expansión de los cultivos en el mundo también fue ofrecida como una ayuda para absorber el dióxido de carbono, uno de los principales gases que se supone generan el calentamiento global.
Sin embargo, el abrupto encarecimiento de los alimentos en el mundo ha puesto la lupa sobre la política de utilizar siembras para obtener combustibles y no alimentos.
Los presidentes de Bolivia y de Perú -Evo Morales y Alan García, respectivamente- son algunos de los que responsabilizan a los biocombustibles como un factor determinante en el encarecimiento de los alimentos a nivel mundial.
Al momento existen varios debates. Mientras que algunos se han visto beneficiados -como los agricultores de países ricos y desarrollados que obtienen mayores ganancias por sus cultivos- los altos precios de los alimentos han golpeado directamente a las personas de bajos ingresos.
Sobre todo en los países en desarrollo.
BBC Mundo les presenta cómo se ha visto el impacto de la producción de biocombustible en Perú y Bolivia.
PERÚ: EL ETANOL
El maíz es uno de los alimentos tradicionales en los pueblos indígenas andinos.
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Unos doce millones de peruanos que viven bajo la línea de pobreza están siendo duramente golpeados por el creciente costo de los alimentos.
El 40% de la población lucha a duras penas contra la carestía de los alimentos, producto de la expansión de los biocombustibles.
Perú, como muchos otros países latinoamericanos, produce etanol y otros biocombustibles en tierras que antes estaban dedicadas al cultivo de alimentos.
Las consecuencias son ya patentes: el precio de la comida se ha disparado y, como resultado, la popularidad del gobierno de Alan García ha descendido a su nivel más bajo desde que asumiera el poder, en 2006.
Reacción
Hasta hace poco, el gobierno había tratado de restarle importancia al problema, pero, ahora, Alan García exhortó a las naciones desarrolladas a producir más alimentos.
Por otra parte, su gobierno ha comenzado a repartir provisiones en los barrios más pobres. También está tratando de incentivar el cultivo de papas como alternativa a la importación de trigo y maíz.
Todo esto ocurre en un país cuya economía es una de las de mayor crecimiento en el mundo, determinado, en gran medida, por los altos precios de los minerales en el mercado internacional.
El futuro
El gobierno peruano ha empezado a repartir provisiones de alimentos en los barrios más pobres.
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Perú recibió este mes la certificación de confiabilidad para la inversión, estatus del que disfrutaban sólo otras dos naciones latinoamericanas, México y Chile.
Sin embargo, su entrada en los mercados internacionales podría aumentar la desigualdad, si los programas sociales no dan prueba de eficiencia.
Los peruanos de todas las clases sociales recuerdan las colas para el pan y la hiperinflación del primer gobierno de Alan García, a fines de los 80.
A pesar de que García ya no es el izquierdista radical de entonces, sino un partidario del libre mercado, y aliado de Estados Unidos, muchos peruanos temen un regreso a aquellos días difíciles.
BOLIVIA: LAS TIERRAS
El debate sobre los biocombustibles no es nuevo en Bolivia, sobre todo en los efectos que tendría en los pequeños campesinos y en la utilización de la tierra.
De acuerdo con análisis realizados por organizaciones ambientalistas locales como la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA) y el Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE), uno de los peligros de la producción de biocombustibles en Bolivia es la competencia del suelo.
Productos como la caña de azúcar, con la cual se produce el etanol, ocupan áreas cada vez más extensas compitiendo con otros cultivos que son la base de la seguridad alimentaria en las diferentes regiones.
Según un informe del LIDEMA, la producción agropecuaria en Bolivia se ha "enfocado cada vez más en exportar sus productos hacia otros mercados", pero descuida el consumo nacional.
En 2006 las exportaciones de alimentos subieron un 8% con respecto a años anteriores "sin embargo la producción de alimentos per cápita apenas creció un 1.1% en 9 años", afirma el estudio.
Reacción
El alza de precios en los alimentos es otro de los elementos que cuestionan el beneficio real de los biocombustibles.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo durante una reciente intervención en la Organización de Naciones Unidas (ONU), que destinar cultivos para convertirlos en combustible es un serio error, sobre todo cuando no hay suficientes siembras para alimentos.
"Estas políticas que van implementando ya tienen un fenómeno negativo para la humanidad". dijo Morales.
"Los productos agropecuarios han empezado a subir tremendamente, especialmente el trigo, por tanto el pan. Tenemos problemas en Bolivia, en la inflación de este producto, pero no es un problema interno, es un problema externo", agregó.
El futuro
Tras su intervención en la ONU, Morales hizo un llamado para que los pueblos indígenas y campesinos inicien campañas de concientización para que la tierra sea usada para beneficio de los humanos "y no para chatarra".
Los pequeños campesinos son los más afectados con la expansión de los cultivos para biocombustibles.
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Dijo también estar de acuerdo, por primera vez, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que reconocieron que la crisis alimentaria global es causada por los biocombustibles.
"Pero eso no sólo debe quedarse en pronunciamientos sino en hechos, por lo que el BM y el FMI deben generar políticas para frenar la producción del biocombustible y de ese modo evitar hambre y miseria para nuestros pueblos", aseveró el mandatario boliviano.
Esas políticas, según Morales, podrían ser el impulso a otras alternativas para enfrentar la crisis energética.
El presidente boliviano recomendó el uso de la geotérmica, la energía solar, la eólica y la hidroeléctrica antes que ocasionar hambre en las familias pobres del mundo.